La
construcción de la Catedral inició oficialmente en la segunda mitad
del siglo XVI. Aunque la autoría del edificio ha sido discutida
debido a la variedad de artistas que estuvieron involucrados en su
construcción, su “traza, o sea el plano, se debió a Claudio de
Arciniega; el alzado a Juan Miguel de Agüero, que había sido el
arquitecto que construyó la catedral de Mérida. Que Arciniega fué
el autor del plano de la catedral es evidente pues fechado en el año
de 1567 encontramos este documento en el archivo del templo” Toussaint 1973 [Toussaint 1973: 32]. La primera piedra fue colocada en 1573 y a partir de entonces su construcción abarcaría casi tres siglos de estilos artísticos, maestros, vicisitudes, abandonos, modificaciones y adiciones. En 1645, aún lejos de estar terminada, tuvo lugar la primera consagración de la Catedral, ceremonia algo apurada aunque no por ello menos suntuosa, que se hizo más por no quedar atrás de la consagración de la catedral poblana que por marcar la conclusión de la obra.
La segundad dedicación tuvo lugar el 22 de diciembre de 1667, día del cumpleaños de la reina Mariana de Austria, con procesión y fiestas encabezadas por el virrey marqués de Mancera, con la participación de “religiones, hermandades, cofradías y otras corporaciones” a quienes se les indicaron “los sitios donde habían de poner sus altares, para que sirviesen de adorno a la calle y descanso a la procesión” [Toussaint 1973: 47].
Para entonces ya estaba concluido el interior de la Catedral pero se seguiría trabajando en su fachada principal, que se dio por terminada hasta 1672, levantándose hasta la cornisa que actualmente cierra el segundo cuerpo. La fachada tal como la conocemos hoy, con su tercer cuerpo y remates, no se terminaría definitivamente sino hasta principios del siglo XIX con la intervención del arquitecto Manuel Tolsá (Ilustración 1).
La fachada de 1672 presenta tres portadas que comparten el mismo estilo barroco moderado y la misma disposición de elementos, aunque la portada central es de mayores proporciones que las laterales. Manuel Toussaint describió así la portada central: