"¿Qué vas a hacer contigo?" sonando y yo las ganas aguantando... Así estaba hace dos minutos antes de llegar a este aposento de letras que siempre me esperan, mis dedos empiezan a desplegarse como las gotas de un cielo medio roto y me veo sentado con Blanca hablando fuertemente de café mientras le cuento acerca de Cortázar y las clases que desde ayer tengo en mi poder. 

Y por fin me animo a escapar... rindo un tributo a la libertad, a las letras sin piedad y a la majestuosa magia del sonido que parece ancestral, me despojo de todo lo banal y me ensimismo en mi exquisita soledad, sí, porque soy ese que disfruta más las cosas solo y no es que sea envidioso aunque parezca, sin embargo entre mayor sea la concentración exterior en mi interior, todo será mucho mejor. Las malas decisiones aparecen en forma de consecuencias despiadadas y cada vez se me hace más difícil vivir con ellas, porque también soy ese que aborrece a la gente pero en un segundo logro darle un enfoque nauseabundo a este mundo, propongo una salvación propia y levito sobre la mierda que parece barro y la gente sigue ahí, comiéndose los dientes entre ellos, haciendo de su espacio social una aborrezco deseo animal, como dos cocodrilos devorando a un chacal. ¡YA NO MÁS! Me grito a cada instante, necesito escapar y dejar claro que prefiero ser un provinciano lleno de idiosincrasia a una bulto de masa que no se despoja de un Dolor Contradictorio. Soy el tipo que no odia los lunes ni ama los viernes porque no conoce los días, el mismo que no entiende la diferencia entre mañana y noche porque solo disfruta el cambio de colores sin derroche, soy serio y aburrido aunque prefiera vender sanduches con desconocidos en una pendiente inclinada, odio los cubios y la pizza helada, también odio a los niños y sobre todo, la contaminación auditiva, estoy enamorado y el amor no sabe de mi existencia, quizá yo sea la creación de un amor muerto, pero ¿Qué es la muerte? Prefiero las zucaritas a los chococrispis, prefiero un encuentro íntimo de blues, jazz o cualquier música experimental a un antro llamado bar, prefiero la Poker al Águila, las empandas de pollo a las de carne, el alto contenido de cannabidiol a la exageración de THC, no me gusta lo sintético, ni en las drogas, ni en la música, ni en los productos nacionales, tengo una enfermedad incurable en mi cabeza y es imposible no ver a todo el mundo desnudo, es por eso que me cago en las tendencias de moda y la ropa de marca, sin embargo el libertinaje es sólo una palabra olvidada como la raza mandada, porque no sabemos de dónde ni para dónde el andar de la nada, tengo manos carrasposas y cuando veía el sexo como un pilar me era fundamental usar crema corporal, pero ahora, que entiendo el sexo como otro paradigma roto como mis anteojos de años mozos sobre pisos que fueron lodos, me aferro con seguridad a que el deseo carnal sólo es una ambigüedad de naturaleza necia a la tranquilidad del ego personal, no existe nada después de llegar al clímax aunque existan excepciones que no vinculen mi pene a una vagina, esto no quiere decir que no disfrute liberar demonios, ni sentir saliva sobre mi glande o apretar glúteos al son de gemidos que suenan como un solo de Neck o Cortés en un antro de Bogotá. No soy músico, ni escritor, ni ingeniero, ni mucho menos cocinero, soy un pobre diablo que pretende conquistar el mundo, estoy lleno de mañas para robar libros, sonrisas y cuerpos ajenos a la prisa, los mismos cuerpos que se detienen dizque a darme alegría y amor, sin saber que terminarán impregnados de todo este dolor, de mis asquerosas erupciones de emoción y las llagas en acciones que sacan a flote las reminiscencias que algún día fueron buenas en el pasado. Disfruto de mis acordes con séptimas en mi guitarra, de mi masturbación matutina a la madrugada con mi cerebro enfocado en la categoría "POV" y mi mano derecha sujetando la palanca que no estanca, disfruto del lulo y un satélite en su embrión semiduro, disfruto de letras cercanas y solos de guitarra que me llevan a la memoria arraigada de placer, disfruto del cine en la séptima fila, del teatro en cuarta o tercera calle real de allá arriba, de los toques y conciertos en primera o segunda percepción cercana del artista. Intento hacer traducciones cada día pero carezco de garantía, es por eso que de una u otra manera cualquier acercamiento o vínculo que se genere conmigo será en vano y no dejaré más que un recuerdo medio atado, como un globo lleno de oleo sin una cuerda sujeta a una mano. Estoy como averiado, como un aguacate podrido y poseo el olor fétido de mi fruta favorita en descomposición, porque soy un ciclo que se cierra como las puertas de un transmilenio en la cara de fatiga de cualquier estudiante contra tiempo. Estoy tan enredado como mi barba de cuarenta y dos días sin candado, soy una pelusa que se espuma en compañía de la bruma, soy un libro sin título concedido y con final malherido, soy una canción en un sólo compás, una agua de panela con sal, una hamburguesa sin proteína principal, un vaso de agua roto en el fondo, un lápiz sin posibilidad de sacarle punta, una tabla nueva sin rodamientos, una ciudad sin gente de mierda, un cielo lleno de surcos, un rollo de cámara analógica sin dueño, una caña de pescar sin anzuelo, un gato con media vida, sin uñas, sin maullidos, sin colmillos ni delirios, soy un perro que no ladra pero si muerde y muerdo tan duro como una piraña en mi estómago duro, soy un Caicedo sin Angelita, un Chaparro sin Amarilla, un Cortázar sin babas de diablo o un Oliveira en París, un Isaac's sin María y aunque él fuera judío se escapó de la persecución pero a mí la contradicción del llanto no me deja libre en mi erupción. 

En definitiva oportuna a la desdicha inmunda que me inunda la duda, prefiero deducirlo todo en un fragmento personal que caracterizará mi pequeño andar:

"Soy una persona suspicaz que provoca en los demás una duda que no logran descifrar y llegan a la conclusión del aburrimiento, de la perdida de tiempo"