Zinc
En la década de los años 1960 se descubrió los efectos de la deficiencia
de Zinc y como este es esencial para la función del sistema inmune. Los
iones de zinc están involucrados en la regulación intracelular vías de
señalización en células inmunes innatas y adaptativas. Las propiedades
antiinflamatorias y antioxidantes del zinc han sido durante mucho tiempo
documentadas, sin embargo, los mecanismos subyacentes aún no están del
todo claros. Una homeostasis equilibrada de zinc es crucial para
defenderse contra la invasión de agentes patógenos o proteger el cuerpo
humano contra un sistema inmunitario que reacciona de forma exagerada
enfermedades autoinmunes, inflamación crónica o alergias. En este
sentido, el zinc puede considerarse como un guardián del sistema inmune,
ya que la función adecuada de prácticamente todas las células inmunes es
altamente dependiente de zinc. El zinc inhibe la replicación del virus y
se ha probado en ensayos para el tratamiento del resfriado común,
mostrando una reducción significativa en la duración del resfriado a una
dosis de ≥ 75 mg / día (19) En El Salvador se recomienda el uso de ZINC
a dosis 200 mg diarios tabletas o jarabe para todas edades como parte
del esquema de tratamiento para pacientes con neumonía moderada, grave y
asociada a ventilación mecánica. (9)
Algunos de los signos del consumo excesivo de zinc son: náuseas,
vómitos, pérdida del apetito, dolor abdominal, diarreas y dolores de
cabeza. Puede obtener las cantidades recomendadas de zinc mediante el
consumo de una variedad de alimentos, entre ellos: ostras, que son la
mejor fuente de zinc; carnes rojas, carnes de ave, mariscos como
cangrejo y langosta, y cereales para el desayuno fortificados, que son
fuentes buenas de zinc; y frijoles, frutos secos, cereales integrales y
productos lácteos, que también aportan el zinc.