Vitamina D
A través de varios mecanismos, la vitamina D puede reducir el riesgo de
infecciones. Esos mecanismos incluyen inducir catelicidinas y defensinas
que pueden reducir las tasas de replicación viral y reducir las
concentraciones de citocinas proinflamatorias que producen la
inflamación que daña el revestimiento de los pulmones, lo que lleva a la
neumonía, así como el aumento de las concentraciones de citocinas
antiinflamatorias. Varios estudios observacionales y ensayos clínicos
informaron que la suplementación con vitamina D redujo el riesgo de
influenza. La evidencia que respalda el papel de la vitamina D en la
reducción del riesgo de COVID-19 incluye que el brote ocurrió en
invierno, un momento en que las concentraciones de 25-hidroxivitamina D
(25 (OH) D) son más bajas; que el número de casos en el hemisferio sur
cerca del final del verano es bajo; se ha descubierto que la deficiencia
de vitamina D contribuye al síndrome de dificultad respiratoria aguda; y
que las tasas de letalidad aumentan con la edad y con la comorbilidad de
enfermedades crónicas, las cuales están asociadas con una menor
concentración de 25 (OH) D. Para reducir el riesgo de infección, se
recomienda que las personas con riesgo de influenza y / o COVID-19
consideren tomar 10,000 UI / d de vitamina D3 durante algunas semanas
para aumentar rápidamente las concentraciones de 25 (OH) D, seguidas de
5000 UI / re. El objetivo debe ser elevar las concentraciones de 25 (OH)
D por encima de 40–60 ng / ml (100–150 nmol / L). Para el tratamiento
de personas que se infectan con COVID-19, pueden ser útiles dosis más
altas de vitamina D3. ) En El Salvador se recomienda el uso de vitamina
D a dosis de 10000 UI diarias para pacientes mayores de 60 años como
parte del esquema de tratamiento para pacientes con neumonía moderada,
grave y asociada a ventilación mecánica. (9)
Se deben realizar ensayos controlados aleatorios y estudios de gran
población para evaluar estas recomendaciones.(18)