Si la economía puede caracterizarse a partir de un modelo de aprendizaje que permita acelerar el tiempo de convergencia hacia el equilibrio y si efectivamente se puede considerar factible que el concepto de expectativas racionales adquiera una definición asintótica. Entonces, la convergencia hacia la tesis de expectativas racionales podría transformar gran parte de las conclusiones alcanzadas previamente. En consonancia, se derivan ciertas preguntas en referencia a la teoría de aprendizaje adaptativo: ¿Los agentes siguen una curva de aprendizaje y logran reducir, período a período, sus niveles de racionalidad limitada? ¿Ajustan sus niveles de desatención y escapan a las paradojas comunicativas de manera permanente? O ¿A lo largo de sucesivos períodos la economía debería responder a los impulsos de política monetaria de la manera prevista por los modelos clásicos de expectativas racionales?
 La respuesta a estos interrogantes es, indudablemente, sí y no al mismo tiempo. La respuesta seria sí, probablemente, si la economía se comportara con cierta regularidad, estabilidad y previsibilidad (ergodica). En efecto, la certeza acerca del retorno a la media de las variables macroeconómicas daría lugar a que los agentes redujeran constantemente sus niveles de bounded rationality y, adicionalmente, les sería imposible ingresar sistemáticamente en comportamientos paradojales. Asimismo, la ergodicidad asegura que los agentes puedan optimizar el uso de su capacidad de prestar atención. Así, tal vez sería posible pensar la economía en términos de experimentos del estilo de McCombs y Shaw en 1972, pero asumiendo que los individuos logran llegar a un estado de equilibrio en el cual después de varios periodos pueden asignar de manera óptima e inmodificable la atención a las diferentes variables macroeconómicas. Es decir, una vez alcanzado el equilibrio se convierte en innecesario reasignar continuamente los niveles de atención a las diferentes variables.
 Por otro lado, la respuesta a los interrogantes establecidos seria no, en tanto y en cuando el movimiento de las variables macroeconómicas careciera de regularidad y estabilidad. En este caso, y en consonancia con la crítica de Lucas (1976), los parámetros del modelo de expectativas racionales se encontrarían continuamente en proceso de cambio estructural, por lo que resultaría imposible converger de manera precisa al equilibrio. En dicho caso, a pesar del innegable fenómeno de aprendizaje que experimentan prácticamente de manera constante los agentes, los mismos se encontrarían inmersos en una realidad similar a aquella en la que piensa Hegel cuando afirma que el búho de Minerva ha vuelo en el ocaso, un fenómeno parecido, cabe destacar, al que también enfrenta Zenon de Aquiles, corriendo desde atrás a una tortuga a la cual cada vez que cree alcanzar, se encuentra con que esta ha logrado escaparse unos metros hacia adelante.
 Este último tipo de fenómeno -el de Zenon de Aquiles y la tortuga- podría ser en parte el que intenta explicar Weitzman (2007). El autor despliega la teoría de riskfree-rate puzzle, que hace referencia a la diferencia de aproximadamente cinco puntos porcentuales entre la tasa de interés que predice el equilibrio de expectativas racionales de la fórmula de Ramsey y aquella que en general es observada en los datos empíricos. Sin embargo, esta situación se presentaría completamente diferente en el contexto de un sistema económico no ergodico, en el cual los parámetros estructurales se encuentran en continuo cambio. La falta de ergodicidad y la incertidumbre acerca de la estructura y el cambio de los parámetros se presentan como una explicación factible para lospuzzles presentados por Weitzman y, análogamente, no permite que los procesos de aprendizaje lleven a la economía a converger al equilibrio de expectativas racionales. Weitzman al momento de estudiar los puzzlesreferidos a las tasas de retorno de los activos, da cuenta que los parámetros de los modelos analizados se encuentran en proceso de modificación permanente algo no captado por expectativas racionales y que los agentes experimentan aprendizaje.
 La posibilidad que los agentes pudieran formar parte de un proceso de aprendizaje bayesiano constante abría un camino para que las consecuencias en el campo de la política monetaria fueran, luego de un periodo de convergencia razonable, las clásicas implicancias de los modelos de expectativas racionales, la existencia de un proceso de cambio estructural que siempre encuentra a los agentes un paso atrás y con la imposibilidad de lograr la convergencia, permite suponer que, contrariamente, los modelos analizados a lo largo del presente trabajo mantienen su vigencia y se convierten en categorías de análisis válidas.
 La existencia de cambio estructural e incertidumbre presenta nuevos desafíos para los policy makers y fundamentalmente para las áreas de investigación de los bancos centrales. Resulta vital evitar que los policy makers tomen decisiones sobre la base de modelos que ya han quedado obsoletos, y para ello debe realizarse una labor de actualización constante de los modelos de política que utilizan los bancos centrales (Heymann, 2007). No parece ilógico suponer que los períodos de crisis se relacionan con la extensión en el tiempo de la toma de decisiones de política en base a modelos inadecuados que no llegan a incorporar a tiempo en las formalizaciones los cambios estructurales que se fueron produciendo en el sistema económico. Por tal motivo, un rol fundamental de los bancos centrales consiste en minimizar la brecha temporal entre los cambios estructurales que se van produciendo de manera continua y el proceso de aprendizaje e incorporación de estos últimos en los modelos de decisión política económica.
 En tal sentido, generando lazos comunicativos confiables se puede evitar el surgimiento de paradojas que frenen los procesos de aprendizaje, necesarios para reducir la mencionada brecha. De hecho, existen investigaciones en el campo de la psicología que se enfocan en estudiar el efecto de las paradojas pragmáticas sobre la dinámica de aprendizaje de los individuos. Atienza de Frutos y García Ramos Gallego (2002), por ejemplo, centran su estudio en los efectos de impulsar paradojas pragmáticas en la comunicación profesor y estudiante, caracterizada esta última en función de la existencia de una relación jerárquica asimétrica que impide al actor que se encuentra en inferioridad – comunicar sus dificultades más que en términos conductuales que lo insertan en sendas de movimiento circular que paralizan el aprendizaje. La relación entre el hacedor de política y su audiencia presenta características similares, el primero debiera enfrentar el proceso comunicativo conociendo su impacto en términos de codificación y de alcance para prever el proceso de formación de expectativas y evitar impulsar comportamientos paradojales.
 Finalmente, si se alcanza anclar las expectativas de los agentes en el largo plazo, posiblemente sea más sencillo identificar patrones de movimiento de los procesos económicos y, en última instancia, el sendero de cambio estructural que siguen los parámetros. En economías caracterizadas por la incertidumbre, la inestabilidad y la imposibilidad de llevar adelante un adecuado proceso de formación de expectativas de largo plazo, la posibilidad de identificar procesos de cambio estructural se complica, entrometiéndose en el análisis el ruido que trae consigo la coyuntura y dificultando el trabajo de las áreas de investigación en tópicos monetarios.