Los tiempos de uso de la ciudad también son muy diferentes; por tanto, el territorio de por ejemplo los jóvenes no es el de sus padres. El espacio urbano tiende a funcionar las 24 horas del día. 
Las relaciones sociales son mucho más heterogéneas y fragmentadas que en el pasado, casi siempre más extensas y también más débiles. 
Las identidades se diversifican y ya no dependen únicamente del trabajo, del lugar de nacimiento, del barrio o ciudad, de la religión o de la cultura. A menudo, en el mismo territorio funcionan identidades colectivas múltiples y aun en los individuos coexisten diferentes tipos de pertenencia. 
Salvo las sectas, ya no hay organizaciones que integren a las personas en todos los aspectos; sino que éstas se integran a diversas redes y colectivos.
Las demandas de los ciudadanos tienden más a reclamar la carta que el menú. Por eso, hoy ya no alcanzan las ofertas rígidas y homogéneas.