Como se ha dicho en un número reciente de Historia y Teoría, ”(...) el giro espacial ha tenido una amplia influencia en la historia académica durante las últimas dos décadas” . Entre el grupo de académicos que habitualmente se conocen como pioneros de este giro está Reinhart Koselleck. La centralidad de Koselleck en relación con el giro espacial es bastante sorprendente ya que sólo escribió una pieza sobre el espacio - el ensayo ”Raum und Geschichte” de 2004 - y aparentemente nunca lo incorporó como parte integral de su trabajo. El concepto de espacio tampoco se encuentra en los índices de sus dos monografías - la disertación Kritik und Krise de 1959 y la Habilitation Preussen zwischen Reform und Revolution de 1967 - ni está incluido en el léxico conceptual histórico Geschichtliche Grundbegriffe, del que fue la fuerza motora y donde escribió una serie de artículos de renombre.A menudo se ha dicho que el interés de Koselleck por el tiempo histórico, especialmente en la relación entre los cambios temporales y el ascenso de la modernidad, simplemente eclipsó su interés por el espacio. Y mientras algunos académicos se han referido a Koselleck para argumentar que para la modernidad lo crucial es la ”dinámica temporal del cambio” y no el ”momento espacial de cambio”, otros han argumentado en contra de Koselleck, afirmando que ”el descubrimiento del espacio” constituye la modernidad tanto como lo hace ”el descubrimiento del tiempo histórico”. Más aún, en diálogo con las aparentemente escasas e incompletas reflexiones sobre el espacio y la historia en la obra de Koselleck, los académicos han esbozado varias nociones nuevas para el análisis espacial vinculando así su nombre inextricablemente al tema del espacio a pesar del lugar aparentemente marginal en su obra.Pero ¿qué caracteriza, más exactamente, la comprensión y aproximación de Koselleck al espacio y qué papel desempeñó en su obra? ¿Cómo se relacionan sus reflexiones sobre el tema con las teorías generales, métodos y temas de su pensamiento, y con el trabajo de otros académicos en el campo? ¿Cuáles son las lecciones que se pueden extraer de las reflexiones sobre el espacio, así como las limitaciones de las mismas? ¿Y tiene sentido para los historiadores conceptuales mirar a Koselleck para reintegrar categorías espaciales en investigaciones históricas de los conceptos? Este artículo persigue estas cuestiones explorando un tema al que se le ha prestado poca atención en la creciente literatura sobre Koselleck. El objetivo es llegar a una mejor comprensión de su trabajo y de su potencial analítico.El artículo argumenta que el espacio desempeñó un papel más prominente en el trabajo de Koselleck de lo que hasta ahora se suponía. Más específicamente, argumenta que ofreció un conjunto completo de reflexiones teóricas e investigaciones empíricas de asuntos espaciales en la historia, y que formaron una parte crucial de sus marcos analíticos. Además, el artículo muestra que las características espaciales en el trabajo de Koselleck consistieron en tres niveles analíticos, que incorporan respectivamente (1) dimensiones antropológicas y sociales (2) geográficas y geopolíticas (3) y fenomenológicas y lingüísticas. Estos niveles, o capas, servían para propósitos diferentes, se basaban en muchos impulsos intelectuales y se relacionaban con numerosas disciplinas. La primera capa apareció en la mayoría de sus escritos. La segunda capa era central para un proyecto específico que persiguió en su trabajo temprano, pero después fue modificado para dar/ofrecer argumentos relacionados con su teoría de la modernidad, en la cual la tercera capa era central. Como veremos, Koselleck nunca desarrolló una teoría completa del espacio, explicó la relación entre sus características analíticas espaciales o los diseñó como contribuciones específicas a la investigación espacial. Las capas analíticas fueron concebidas como plataformas desde las que aclaró y se acercó a sus objetos de estudio, abriendo así nuevos caminos para explorar el pasado. Por esta razón, para los académicos que trabajan con historia conceptual y en otros campos, hay tanto lecciones que aprender como limitaciones en el trabajo de Koselleck sobre el espacio.*El espacio como condición antropológica y como dinámica socialSi queremos comprender el papel del espacio en los escritos de Koselleck, debemos partir de sus ideas del espacio como condición antropológica y fundamento de las dinámicas sociales en la historia humana, ya que estas reflexiones sirvieron de punto de referencia teórico y analítico en su trabajo.Las ideas de Koselleck sobre el espacio como condición antropológica y dinámica social estaban insertas en una teoría de lo que él denominó un ”espacio histórico al que todo ser humano es asignado” .11 Esta teoría, que desarrolló ya a principios de los años cincuenta, se basó en una suposición de lo que crea y limita toda la historia humana, y de las condiciones a las que los seres humanos son siempre arrojados y en las que deben actuar. Koselleck esbozó este ”espacio histórico”, basándose en el argumento de Martin Heidegger en Sein und Zeit, de que todas las vidas humanas se desarrollan entre el nacimiento y la muerte, añadiendo a esta condición cuatro pares conceptuales que él también considera constitutivos para el ascenso, el curso y la eficacia de toda la historia humana: amigo / enemigo, maestro / esclavo, hombre / mujer, padres / hijos (generatividad) e interior / exterior. Su objetivo era delinear categorías antropológicas de la existencia humana que enfatizan la importancia de las dinámicas interpersonales y sociales en la vida humana y por lo tanto esbozar un ”espacio histórico” en el que los seres humanos están abiertos a coexistir y a estar en conflicto con sus semejantes. Aunque Koselleck creía que las tensiones y los conflictos formados por estas oposiciones eran motores de la historia, eran a sus ojos estrictamente formales: representan la idea de que la historia puede desplegarse de diferentes maneras, dependiendo de cómo los seres humanos llenen las categorías.Claramente, los pares conceptuales que constituyen el ”espacio histórico” delineado por Koselleck implican condiciones y posibilidades tanto temporales como espaciales. La dimensión temporal descansa en la noción heideggeriana del ser como fenómeno temporal e histórico: Que para los humanos, ser es estar en el tiempo, como desplegarse entre el nacimiento y la muerte. En referencia a esta noción - y poniendo en juego un número de otras categrías analíticas - Koselleck investigó las características del tiempo histórico humano, incluyendo cómo la autocomprensión y la acción individual y colectiva se relacionan con las concepciones del actor histórico * sobre el tiempo y la finalidad. En este contexto, la referencia de Koselleck al ”espacio histórico” en los años 50s sirvió en primer lugar para explorar y expresar relaciones temporales.Pero, para Koselleck, estar es claramente también estar en el espacio. Las dimensiones espaciales encontradas en dos de los pares conceptuales en su sistema antropológico concretizan esta suposición. El primer par es el de dentro y fuera, que, según él, ”constituye la espacialidad histórica”. Koselleck describió la dinámica social inherente a este par conceptual como tal: (…) ”todas las entidades históricas trazan una línea entre un espacio interior y un espacio exterior. No hay ninguna unidad de acción social o política que no se constituya delimitando otras unidades de acción ”.13 Según Koselleck, la dinámica entre el interior y el exterior se cristaliza en otros pares conceptuales que también se encuentran en toda la historia humana, p. ej. el que existe entre lo secreto y lo público: ”todo secreto es, por definición, una frontera hacia un espacio exterior público, y todo espacio público una vez institucionalizado reproduce nuevos espacios secretos que son una condición necesaria para la conducción de la política”. El segundo par conceptual del carácter espacial distintivo en el sistema antropológico de Koselleck es el de amo/esclavo: ”formalmente hablando, se refiere a las relaciones arriba-abajo (…) sin las cuales (…) las historias no son posibles”.Estos pasajes muestran que, para Koselleck, las condiciones y posibilidades de la historia humana tienen un carácter espacial básico. Un ser humano se define así al ser arrojado a espacios en los que tiene que compartir con otras personas, cuyo resultado es una dinámica espacial eterna en la que las personas se dividen en oposiciones entre interior-exterior y arriba-abajo, lo que impulsa la historia hacia adelante.La idea de Koselleck de un ”espacio histórico” llegó a proporcionar un fundamento teórico para su comprensión y aproximación a la historia a partir de los años 50 en adelante. Además, las categorías adjuntas/asociadas vinieron a proporcionar una cierta unidad temática a su trabajo, pues conectó sus supuestos teóricos a su investigación práctica analizando los temas comprendidos por las categorías en análisis empíricos. Estas conexiones ya están hechas en Kritik und Krise. Aunque no se presentan como parte de una teoría más amplia del ”espacio histórico”, las categorías se utilizan para investigar cómo las diferentes unidades de acción política han tratado los límites y las posibilidades antropológicamente dadas en la condición temporal humana y en las oposiciones categóricas esbozadas.La oposición interior-exterior es, de manera especial, una categoría analítica clave en el retrato de Koselleck de la dinámica de la ilustración, el surgimiento de la esfera pública y la caída del estado absolutista. Más específicamente, describió la dinámica interior-exterior lo que continuamente conectan, separan y crean conflictos entre actores socio-políticos, creando así un cambio histórico. Por ejemplo, Koselleck explicó el surgimiento del estado absoluto con referencia a cómo Thomas Hobbes confinó la política al dominio del estado y la moral a la esfera privada de sus súbditos. Hobbes lo hizo, argumenta Koselleck, exigiendo obediencia ”externa” de los súbditos a cambio de la protección del estado, al tiempo que les permitía a los sujetos su libertad ”interior”: una conciencia libre con respecto a cuestiones de religión y moralidad. Según Koselleck, esta distinción conceptual creó con éxito, al mismo tiempo, el estado absolutista y plantó las semillas de su destrucción brutal. Expulsados de la esfera exterior de la política, los sujetos/súbditos reaccionaron a su situación canalizando el excedente* utópico de su libertad interior en una esfera pública emergente, donde en tanto individuos comenzaron, secretamente, a discutir temas cada vez más polémicos, incluyendo las políticas del estado, sobre la base de los valores morales individuales. El resultado fue una división entre la política y la moral que resultó fatal para el estado absolutista, ya que los individuos que se reunían en la esfera pública comenzaron a cuestionar más directamente su legitimidad y su política, iniciando así su caída.Koselleck conectó la dinámica interior-exterior y la dinámica secreto-pública como desplegada en relación con las de moral-política y sociedad-estado, a los cambios en la oposición amo-esclavo en la ilustración. Según Koselleck, el sistema de secreto en la esfera pública se expresaba más radicalmente en las misteriosas logias de los francmasones en los que se sustituía la regla de la política por la regla de la razón, el gusto y la moda, y por las exigencias de total igualdad y tolerancia. En este proceso, las logias, argumentaba Koselleck, se caracterizaron por la intolerancia más que por la tolerancia y las relaciones entre sus miembros estaban lejos de ser iguales. Las logias estaban así organizadas a lo largo de una jerarquía de conocimiento y discernimiento en la que el sistema de secreto se convirtió en un instrumento de poder. Debido a que algunos miembros portaban un mayor conocimiento del buen gusto, el juicio moral y la crítica que otros, vieron que era su responsabilidad educar a sus compañeros. En esta búsqueda, los conceptos supuestamente antiautoritarios de la Ilustración como la ”razón”, la ”igualdad” y la ”moralidad” fueron utilizados como armas de poder y control, posicionando a ciertos individuos sobre otros.Estos son algunos ejemplos de cómo Koselleck entendió las categorías espaciales, como enquistadas en las oposiciones interior-exterior y amo-esclavo, como condiciones y dinámicas de le historia humana, y las utilizó como herramientas(características*) analíticas para comprender el cambio histórico. Ejemplos similares se pueden encontrar a lo largo de su trabajo después de Kritik y Krise, ya que Koselleck desarrolló métodos más específicos para explorar la configuración semántica de las categorías espaciales en una perspectiva histórica.El marco analítico socio espacial y antropológico de Koselleck, tiene cuatro rasgos que lo caracterizan. En primer lugar, Koselleck entendía las dimensiones espaciales de la historia como dadas y hechas por seres humanos. Por un lado, argumentó que las categorías comprendidas en su teoría de un ”espacio histórico” se encuentran en toda la historia humana. Por otro lado, creía que la historia podría desplegarse de diferentes maneras, dependiendo de cómo las categorías sean llenadas por agentes humanos. Segundo, en su obra Koselleck relacionó el espacio estrechamente con el tiempo. No sólo utilizó metáforas teóricas espaciales como el ”espacio histórico” para expresar y explorar la temporalidad. Su análisis empírico de las dinámicas espaciales en la ilustración, además, se vinculó al argumento de la emergengia de una nueva concepción del tiempo orientada al futuro, según la cual los actores contemporáneos trataron de planificar, anticipar y acelerar mundos nuevos y perfectos. Este intento de relacionar las dinámicas temporales y espaciales, y de considerar el espacio como algo dado y hecho, siguió siendo una ambición clave de su trabajo; una ambición que, como veremos, perseguía con grados cambiantes de coherencia y éxito.En tercer lugar, el uso que le dio Koselleck a las categorías analíticas espaciales fue muy amplio y poco sistemático. Para empezar, se emplearon categorías como el interior y el exterior para iluminar una pluralidad de dinámicas entre individuos, grupos político-sociales y estados. Por lo tanto, alrededor de la mitad de las treinta referencias al espacio en Kritik y Krise se hicieron en relación con la oposición interior / exterior y en un intento de describir órdenes territoriales, dinámicas y tensiones entre estados en asuntos internacionales. Además, sus reflexiones sobre el espacio en este contexto a menudo pasaban de un uso concreto a un uso metafórico. Para Koselleck, el espacio como precondición para la actuación humana está obviamente basado en una precondición material concreta. El interior / exterior puede ser utilizado concretamente, como lo hizo a veces Koselleck (por ejemplo, definiendo espacialmente, el exterior de una nación y sus externos). Sin embargo, sus reflexiones sobre el interior y el exterior de una clase social o una religión aparentemente se referían a un concepto diferente de espacio. Lo mismo ocurre con el par arriba-abajo: en este caso Koselleck utilizó el lenguaje espacial, pero el uso metafórico de cierta manera renuncia al potencial de hablar de lo real, de espacios materiales. Incluso el arcano no está necesariamente ligado a un interior espacial: mapear lo público y lo privado hacia el exterior y el interior would fall back behind de la sofisticación encontrada en sus otros textos. En general, Koselleck se abstuvo de establecer distinciones básicas, como la que existe entre el espacio físico y el espacio fenoménico, y fue muy poco lo que elaboró sobre las implicaciones del espacio socialmente construido, las políticas del espacio y sobre el espacio teniendo, posiblemente, un tipo de agencia histórica por derecho propio.Esto nos lleva a la cuarta característica del marco espacial antropológico y social de Koselleck: no fue diseñado como una contribución o como un diálogo enfocado hacia una tradición particular que discutiera sobre el espacio. La falta de interacción intelectual directa, de reelaboración y demarcación con respecto a nociones y distinciones fundamentales en el campo se suma a las dificultades de entender y estimar el marco de Koselleck. En general, podríamos decir que en este contexto su uso de categorías espaciales fue ingenioso y explorador/aventurero, pero también que necesitó elaboración y precisión.El espacio como contexto geográfico y disputa geoplíticaLa segunda característica analítica espacial encontrada en la obra de Koselleck es la noción de contexto geográfico y de disputa geopolítica, como decisiva para la historia humana. Al menos en sus primeros escritos, esta característica estaba vinculada, pero también en desacuerdo, con las ambiciones de su marco antropológico y social.La noción geográfica y geopolítica de Koselleck del espacio estaba relacionada con la oposición interior-exterior de su teoría del ”espacio histórico”, como se ha señalado anteriormente. Gran parte de su interés en la oposición interior-exterior en los años cincuenta se refería a lo que, en el contexto de la Guerra Fría e inspirado por una línea de interpretación distintiva en la obra de Carl Schmitt, calificaba como ”cuestiones geopolíticas” 17. Más concretamente, Koselleck usó /se aproximó a un discurso, incluyendo una variedad de temas y argumentos, que desde mediados de la década de 1930 Schmitt había presentado en su obra sobre derecho internacional y sintetizado en Der Nomos der Erde desde 1950 *18, un libro que Koselleck utilizó en Kritik und Krise en su análisis de los orígenes del derecho internacional moderno.19En Der Nomos der Erde de Schmitt, la palabra nomos (ley) se usa para referirse a una orden y división del espacio político eterna. Toda la organización política, tanto nacional como internacional, así lo explica el argumento básico del libro, debe entenderse como una batalla continua entre los poderes políticos para los espacios y los recursos de la tierra, una constante Nehmen-Teilen-Weiden (que significa un constante tomar, distribuir y producir). Además, partiendo de la creencia de que los estados-nación desarrollaron sus ideales de formación del Estado, ética política y guerra internacional en relación con el elemento que los rodeaba, Schmitt sostuvo además que la tierra y el mar habían designado dos modos políticos de organización distintivamente diferentes.Koselleck introdujo esta perspectiva en un artículo titulado ”Bristol, die ’zweite Stadt’ Englands. Eine sozialgeschichtliche Skizze ”, que fue publicada en 1955 *20. Koselleck describió en el artículo el movimiento de Inglaterra hacia la modernidad política y su papel en la historia del mundo moderno, centrándose en el significado histórico de Bristol como la segunda ciudad más importante de Inglaterra desde alrededor de 1200 hasta 1900. Lo hizo argumentando que el desarrollo histórico-político de Inglaterra estaba más influenciado por el elemento específico que rodeaba al país: el mar. Según Koselleck, el ”giro hacia la modernidad” fue muy diferente en Inglaterra, en relación al continente, ya que Inglaterra creó un mundo abierto de colonización, esclavitud y piratería, que se oponía profundamente a los estados absolutistas continentales que basaban su Organización política en la guerra, la diplomacia y los impuestos.El acontecimiento crucial en la historia de Inglaterra, sostuvo Koselleck, fue el ”giro hacia el océano” del país: la decisión tomada ya en el siglo XVI de volverse al mar y conquistar los grandes océanos. Los comerciantes, que se aliaron al gobierno inglés, cuyo objetivo era convertir a Inglaterra en la principal potencia marítima, iniciaron este movimiento, un movimiento que supuestamente tuvo enormes consecuencias para Inglaterra e incluso para el curso de la historia mundial. Esto reforzó la inusual relación entre el Estado y la sociedad, a la que Koselleck atribuyó el ascenso del Imperio Británico y convirtió al Imperio en un actor clave en la definición de las prácticas políticas y de las normas jurídicas en el conflicto eterno sobre el espacio, los recursos y la dominación del mundo.La explicación geográfica y geopolítica esbozada de los acontecimientos políticos nacionales e internacionales se encuentra en varios de los escritos de Koselleck de mediados de los años cincuenta. También fue central en el tema que inicialmente quería convertir en el tema de su Habilitación: el Congreso de Viena. La decisión de Koselleck de trabajar en este tema reflejó la opción de utilizar la perspectiva espacial sobre el ascenso de la modernidad inspirada por Schmitt. Por ello, con entusiasmo, Koselleck le contó a Schmitt de su enfoque sobre el tema en una carta de julio de 1956. Informó a Schmitt que había comenzado con las precondiciones geopolíticas y había llamado la atención el intercambio de notas entre los dos negociadores: el vizconde Castlereigh (the English Foreign Secretary Viscount Castlereigh) y el emperador ruso Alejandro I, que consideró de notable actualidad. El conjunto de los pensamientos y el vocabulario que allí se encontró se reflejó en los discursos contemporáneos de los Estados Unidos y de la Unión Soviética. ”El tema de la tierra y el mar aún no se ha desvanecido”, observó. ”Del mismo modo, el concepto de Nehmen-Teilen-Weiden [que significa una constante toma, distribución y producción de espacio] sigue siendo insuperable para las cuestiones políticas del congreso."A pesar del entusiasmo de Koselleck por el marco espacial con el que quería analizar los orígenes de la modernidad política europea y las estructuras de poder del mundo contemporáneo, dejó de trabajar sobre el tema poco después de escribir la carta citada a Schmitt. Esta decisión fue el resultado de la llegada de Werner Conze a la Universidad de Heidelberg en 1957. Conze, para quien Koselleck trabajó como ayudante hasta que adquirió su primer profesorado en 1966, simplemente no estaba interesado en el tema.Sin embargo, Koselleck continuó revisando el marco geopolítico en su trabajo. Un ejemplo se encuentra en su contribución a la Fischer Weltgeschichte de 1969 titulada ”Das Zeitalter der europäischen Revolution 1780-1848”, que escribió junto con los historiadores franceses Louis Bergeron y François Furet. En un capítulo sobre el Congreso de Viena, Koselleck retrató así el congreso como una lucha geopolítica para la redistribución y reordenamiento de los territorios de Europa -una nueva Raumordnung- y argumentó que este reordenamiento territorial había sido decidido por la ”oposición mundial entre la Inglaterra marítima y la gran Rusia continental”.Evidentemente la manera en que Koselleck describía, en los textos citados de los años cincuenta y sesenta, los orígenes y características de las sociedades, los estados y las órdenes internacionales -así como las dinámicas y configuraciones lingüísticas- como condicionadas por contextos geográficos y disputas geopolíticas, se basó en un marco analítico estrecho y determinista.Koselleck describió, en gran medida, las leyes geográficas y geopolíticas y las dinámicas como factores decisivos para el curso de la historia humana. Como tal, entró en la tradición geográfica alemana, que se remonta a finales del siglo XIX y la obra de Friedrich Ratzel. Esta tradición había sido contaminada ideológicamente durante el nacionalsocialismo, pues los académicos y los políticos habían utilizado argumentos geopolíticos para legitimar la política expansionista alemana. A finales de la década de 1930, Carl Schmitt había contribuido a esta contaminación propagando su teoría del llamado Grossraum (espacio grande), legitimando la creación de un ”espacio” europeo basado en los principios alemanes.En un contexto político diferente -y con un subtexto político diferente-, Schmitt reafirmó su visión de la historia mundial como una división y ordenamiento eternos del espacio político en Der Nomos der Erde * 24 Fue este marco espacial, encontrado en ese libro, el que Koselleck utilizó para sus propios proyectos, retomando la conexión entre la tierra y la legislación, integrando así el argumento espacial en los fundamentos mismos de lo ”político”, y añadiéndole una comprensión particular de dinámicas geográficas. Esta última perspectiva fue finalmente marginada en nombre de otras preocupaciones en los años cincuenta y sesenta. Aquí, Koselleck constantemente exploró nuevos temas, centrándose especialmente en el desarrollo de una teoría de la modernidad. Este proyecto llegó a desempeñar un papel cada vez más importante en su trabajo, y sirvió para suavizar el carácter determinista de su marco geopolítico. En este proceso, las reflexiones sobre las dimensiones espaciales fenomenológicas y lingüísticas de la historia fueron cruciales.Espacio como fenomenología y lenguajeLas dimensiones espaciales fenomenológicas y lingüísticas de la obra de Koselleck se relacionaron con sus escritos sobre el tiempo histórico, en particular a las dos categorías fenomenológicas, «espacio de la experiencia» y «horizonte de la experiencia» (Erfahrungsraum und Erwartungshorizont), que puso en el centro de su teoría temporalmente enfocada en la modernidad en los años sesenta y setenta. Esta teoría sostiene que una separación de las dimensiones temporales del pasado y del futuro en la conciencia histórica humana tuvo lugar entre 1750 y 1850, de modo que el cambio social y político ya no se interpretaba a través de patrones de repetición y recurrencia derivados de la experiencia pasada, sino que centrándose en el futuro y en las expectativas de cambio y progreso. Según Koselleck, en esta transformación, la historia no sólo fue temporalizada, sino también desespacializada, ya que el espacio fue subsumido por el tiempo como la medida de la realidad social.Koselleck ejemplificó este argumento refiriéndose a los cambios lingüísticos que tienen lugar en los conceptos político-sociales claves en el período en cuestión, como la utopía. En el ensayo ”Die Verzeitlichung der Utopie” de 1982, identificóouis-Sébastian Mercier’s L’an 2040 from 1770 como una ruptura crucial en la comprensión de la utopía: mientras que el espacio de experiencia de las utopías tradicionales fue principalmente espacial, Mercier proyectó su utopía hacia el futuro. Koselleck relacionó este desarrollo con los cambios en el Zeitgeist actual y con el hecho de que la época apenas había dejado una parte de la tierra sin descubrir. Las posibilidades de delinear las utopías espaciales se habían agotado simplemente: ”si la utopía ya no debía ser descubierta ni establecida en nuestra tierra actual ni en el mundo divino más allá, tenía que ser trasladada al futuro. Finalmente, el espacio adicional en el que las fantasías podían fluir estaba disponible e infinitamente reproducible, como el tiempo mismo”.De acuerdo con Koselleck, muchos otros conceptos político-sociales fueron temporalizados de manera similar a la utopía en el ascenso de la modernidad, incluyendo el concepto de revolución 26. Teniendo sus raíces en la palabra latina revolutio, hasta el surgimiento del mundo moderno, en un contexto político el concepto refería a la circulación natural (y espacial) entre los sistemas políticos clásicos, mientras que en un contexto científico, se refería a los movimientos circulares de los cuerpos celestes. Con la modernidad, mostró Koselleck, el concepto llegó a significar un movimiento irreversible de progreso y cambio, y estaba vinculado a la idea de un futuro abierto que podría ser planeado, diseñado y acelerado por los seres humanos.Este proceso de temporalización y desespacialización, tal como se ve en conceptos como la utopía y la revolución, estaba en el centro de la teoría de la modernidad de Koselleck. La teoría ilustra cómo empezó a explorar el espacio de una manera fenomenológica y lingüística como algo que se encuentra en nuestra conciencia como capas, así como en nuestros conceptos político-sociales claves. También ilustra cómo su giro ”fenomenológico” sirvió para suavizar su marco geopolítico. En sus ensayos sobre el surgimiento de la modernidad de los años setenta y ochenta, todavía consideraba importante el contexto y la disputa espacial, pero no como un rasgo que determina todo el curso de la historia humana.Por el contrario, según Koselleck, a medida que los seres humanos integraban cada vez más el entorno geográfico en la creación de espacios, por ejemplo al inventar sistemas de noticias - postales - y de transporte, las distancias espaciales disminuían como espacio temporal subsumido como medida clave de la realidad social en la modernidad . Como tal, desarrolló los rasgos geopolíticos rígidos que dieron a su trabajo temprano un marco espacial más dinámico que en mayor grado perseguía la ambición de analizar el espacio como algo dado y hecho por el ser humano y estar estrechamente relacionado con el tiempo.La conexión intelectual de Koselleck con Schmitt en este movimiento parece estar marcada tanto por la continuidad como por la discontinuidad. Por un lado, su interpretación de la modernidad como una época en la que el espacio es ”asesinado” y relegado al tiempo también se encuentra, y seguramente también está inspirado, en los escritos de Schmitt. En este sentido, el giro fenomenológico de Koselleck puede interpretarse como una búsqueda de una perspectiva analítica y un fundamento filosófico que ya conocía en los años cincuenta, pero que sólo se perseguía sistemáticamente a partir de los años sesenta. Por otra parte, Koselleck tomó estas perspectivas temporales mucho más allá de Schmitt, al describir por primera vez una teoría sobre las expectativas del progreso y cambio futuros como una característica de las sociedades modernas, más tarde tuvo la ambición de producir una teoría del tiempo histórico.De hecho, la teoría de Koselleck sobre la modernidad puede de hecho interpretarse como evidencia de cómo sus intereses, en los años setenta y ochenta, se dirigían al tiempo histórico, no al espacio, y de cómo, en este contexto, creía que las dinámicas temporales eran más cruciales para la transformación histórica que las dinámicas espaciales. Sin embargo, Koselleck no creía que, en un sentido fenomenológico y lingüístico, el espacio hubiera perdido por completo su significado en el mundo moderno. De hecho, en sus ensayos de los años setenta y ochenta, argumentó que, aunque la realidad social había sido desespacializada y temporalizada con la modernidad, el lenguaje espacial continúa informando nuestra comprensión del mundo. Entre otros lugares, Koselleck observó esta paradoja en su estudio del concepto de progreso: aunque el progreso (Fortschritt) se temporalizó alrededor de 1800, los conceptos relacionados de Niedergang (degeneración) y Verfall (decadencia) no perdieron de igual modo su significado natural y biológico original. Koselleck atribuyó esta (falta) de desarrollo a ciertos límites en la conciencia histórica humana. Argumentó que nos vemos obligados a confiar en las metáforas del lenguaje espacial para orientarnos y dar sentido al mundo, porque no podemos comprender y describir la temporalidad en términos lingüísticos. Así, refleja cómo también los historiadores se ven obligados a describir el mundo temporalizado a través del lenguaje espacial y las metáforas, en el ensayo ”Über die Theoriebedürftigkeit der Geschichtswissenschaft” de 1972, escribió:”Siempre estamos utilizando conceptos que originalmente fueron concebidos en términos espaciales, pero que sin embargo tienen un significado temporal. Así podemos hablar de refracciones, fricciones, y de la ruptura de ciertos elementos duraderos que tienen un efecto sobre la cadena de acontecimientos, o podemos referirnos a los acontecimientos retrospectivos sobre sus presuposiciones persistentes. Aquí, nuestras expresiones se toman del ámbito espacial, incluso de la geología. Son indudablemente muy vívidos y gráficos, pero también ilustran nuestro dilema. Se refiere al hecho de que la historia, en lo que se refiere al tiempo, debe tomar sus conceptos del reino espacial como una cuestión de principio. Vivimos por expresiones naturalmente metafóricas, y no podemos escapar de ellas, por la simple razón de que el tiempo no es manifiesto y no puede ser intuido ”.En su obra, Koselleck señaló continuamente los problemas que implicaba captar lo temporal e histórico en términos lingüísticos y buscó desarrollar un vocabulario que minimizara el contenido espacial del lenguaje analítico. Por otra parte, se alineó y vio un potencial útil en metáforas espaciales, incluso en relación con su trabajo sobre el tiempo histórico. Por ejemplo, relacionó las categorías de «espacio de experiencia» y «horizonte de experiencia» con el tiempo y las utilizó para transmitir un argumento temporal, pero aceptó y reflexionó sobre el carácter profundamente espacial de ambas categorías. Dibujando las categorías de Wahrheit und Methode de Hans-Georg Gadamer, pero reconfigurándolas para sus propios propósitos, Koselleck definió la experiencia como algo compartido por personas que en un momento dado y en un lugar dado constituyen una unidad de acción política o social. Del mismo modo , veía las expectativas en una perspectiva colectiva-social, temporal y espacial: formadas en el tiempo y el espacio, constituyen un horizonte que los actores sociales valoran como un grupo.Así mismo, Koselleck vio un gran potencial analítico temporal en la metáfora geológica (y espacial) de Zeitschichten. La metáfora se basa en el supuesto de que la historia no se desarrolla en un movimiento lineal, sino en la interacción entre varias capas temporales diferentes, pero coexistentes, todas ellas caracterizadas por diversas características en términos de duración, velocidad e intensidad.A diferencia de sus otras características analíticas espaciales, esta noción se desarrolló en un diálogo con una tradición espacial específica. Es interesante señalar que Koselleck no profundizó más en la tradición fenomenológica, a la que Gadamer pertenecía, y que también estaba representada por las ideas de Heidegger de «habitación» y «espacio como lugar» y su noción de «lengua como casa del ser». En su lugar, Koselleck entendió su teoría de Zeitschichten como una elaboración de la noción de tiempo histórico, consistente con las tres capas que Fernand Braudel había esbozado en la célebre obra La Méditerranée et le Monde Méditerranéen à l’époque de Philippe II desde 1940: (1) Aquella lenta, casi imperceptible historia del hombre en relación con su entorno geográfico y climático; (2) la historia algo más dinámica de las estructuras económicas, sociales y políticas; Y (3) la historia de los acontecimientos, que Braudel describió como ”disturbios superficiales, crestas de espuma que las mareas de la historia llevan en sus fuertes espaldas” .33 Mientras Braudel trabajaba con una división ontológica entre tres capas o niveles (los acontecimientos, las estructuras y los ambientes básicos), Koselleck quiso analizar la interacción entre ellos.34 Su ambición se refería no sólo al análisis de los aspectos temporales de la historia, sino también a los distintos niveles espaciales a los que somos arrojados y en relación a los que nos orientamos y organizamos. Para Koselleck, estos niveles fueron, como se ha ejemplificado anteriormente, antropológicas y sociales, geográficas y geopolíticas, fenomenológicas y lingüísticas.El trabajo de Koselleck sobre el espacio: características, lecciones y limitacionesLas características analíticas espaciales eran parte integral en la manera en que Koselleck entendía y analizaba la historia. Al mismo tiempo, nunca integró sus rasgos analíticos en un marco unificado ni explicó la relación exacta entre ellos. La única ocasión en la que Koselleck trató de manera espacial cuestiones espaciales fue en la dirección final que dio en el Historikertag alemán en Trier en 1986 y más tarde publicado como ”Raum und Geschichte”. Aquí reconoció el trabajo de la tradición alemana de geografía política, pero también criticó sus rasgos deterministas.Además, junto al lanzamiento de la hipótesis de que el tiempo y el espacio es esencial para toda la historia humana, buscó unir una perspectiva metahistórica y constructivista sobre la relación entre espacio e historia: ”el espacio, tanto como el tiempo, pertenece categóricamente a las condiciones de posible historia. Pero el ”espacio” también tiene una historia. El espacio es una condición metahistórica de toda la historia pensable y, al mismo tiempo, histórica en sí misma, ya que experimenta cambios sociales, económicos y políticos ”.Elaborando ambas perspectivas, y con referencias a varios precursores en el campo, entre ellos Georg Simmel, Helmuth Plessner y Martin Heidegger, Koselleck presentó Zeitraum (espacio del tiempo) como una herramienta conceptual con la cual capturar cambios de época. Además, describió un relato de la historia del mundo dividido en tres fases con cada uno de sus Zeitraum, y argumentó que el cambio de las relaciones espacio-temporales en la historia humana y, por tanto, las transiciones entre los tres Zeiträume eran producto de aceleraciones temporales crecientes y distancias espaciales disminuidas. Sin embargo, Koselleck no siguió investigando las implicaciones teóricas de su noción de Zeitraum, y no detalló su contribución a la tradición espacial.La falta de una exploración sistemática del espacio en ”Raum und Geschichte” es una característica general de la obra de Koselleck. Esta característica seguramente estaba relacionada con su mayor interés por el tiempo, pero también por las coincidencias y un temperamento intelectual distinto. En cuanto a la primera, si Werner Conze no hubiera llegado a Heidelberg y hubiera reorientado los planes de Habilitación de Koselleck, probablemente habría continuado su proyecto geopolítico en los años cincuenta. En cuanto al segundo, Koselleck siempre trató de esbozar supuestos y nociones teórico-metodológicos para enmarcar y acercar sus objetos de investigación. Pero si estas suposiciones y nociones demostraron ser una plataforma útil para un análisis histórico, no vio ninguna razón para integrarlas en un marco unificado o para explicar la relación exacta entre ellas. Este punto en temperamento intelectual de Koselleck también dio base a sus reflexiones teóricas e investigaciones empíricas de asuntos espaciales en la historia. Estas reflexiones e investigaciones fueron cruciales para su trabajo, pero estaban constantemente en flujo y apuntaban a abrir nuevos caminos para explorar el pasado en vez de formar un marco analítico espacial definido.Esto nos lleva a las lecciones y limitaciones de la obra de Koselleck sobre el espacio. En cuanto a las lecciones, no sólo nos recuerda el carácter profundamente espacial de la historia humana, sino que también ofrece herramientas para darle sentido teórico a la pluralidad espacial de la historia humana y explorar esta pluralidad a través de la investigación empírica. La validez y aplicabilidad de estas herramientas difieren. Los niveles analíticos fenomenológicos y lingüísticos que sustentan la teoría de la modernidad de Koselleck han contribuido desde hace mucho tiempo a las investigaciones y discusiones de las características espacio-temporales del mundo moderno tanto dentro como fuera de la historia conceptual. En cuanto a estos últimos, los académicos han tomado recientemente el trabajo de Koselleck en nuevas direcciones discutiendo la validez de su teoría con respecto a la evolución en áreas no europeas. Parece ser aquí un campo de investigación en el que el potencial analítico de los argumentos y categorías espaciales y temporales de Koselleck podría probarse y desarrollarse aún más.Por el contrario, es difícil ver cómo el marco geopolítico de Koselleck podría ayudar a teorizar o analizar los asuntos espaciales bajo una nueva luz, ya que reestablece ampliamente las tradiciones académicas bien conocidas. Podemos añadir que, a pesar de sus ambiciones de escribir historia en una perspectiva que fuese más allá del Estado-nación, la mayor parte de la obra de Koselleck, especialmente en el campo de la historia conceptual, se centró en las áreas de habla alemana en Europa y principalmente en Prusia. A finales de su carrera, Koselleck se interesó cada vez más en investigar los desarrollos conceptuales en una perspectiva comparativa (es decir, entre países) .38 Sin embargo, el desafío de practicar la historia conceptual comparada, así como de estudiar la transferencia conceptual, las traducciones y los cambios, han sido llevados mucho más lejos por las generaciones posteriores de historiadores conceptuales.39. Estos académicos se han basado obviamente en la obra de Koselleck, pero dejaron a un lado sus trabajos de geografía política.Los escritos de Koselleck sobre el espacio como condición antropológica y fundamento de la dinámica social en la historia de la humanidad abarcan posiblemente sus más elaboradas reflexiones teóricas e investigaciones empíricas sobre asuntos espaciales en la historia. Como se mencionó anteriormente, las categorías antropológicas encontradas en estos escritos sirven como punto de partida teórico y heurístico para la obra de Koselleck, incluyendo su trabajo sobre historia conceptual. Varias de las categorías también informan el trabajo de muchos otros historiadores conceptuales. Por ejemplo, el dogma generalizado para descubrir contra-conceptos sigue la suposición de que los seres humanos se dividen continuamente a lo largo de disticiones amigo / enemigo y dentro / fuera.Sin embargo, las implicaciones más concretas, sociales, históricas y existenciales de las categorías antropológicas han sido muy poco exploradas en la investigación empírica. En el trabajo de Koselleck, estas implicaciones, que exigen un análisis detallado y sincrónico de las condiciones básicas cotidianas, las experiencias y las acciones de las personas en una sociedad, fueron ensombrecidas por su interés en descubrir cambios semánticos estructurales a largo plazo en una perspectiva diacrónica. Lo mismo ocurre en el trabajo de la mayoría de los otros historiadores conceptuales. En este contexto, parece justo decir que la historia conceptual se ha apartado de las vidas de los seres humanos para los que la disciplina debía comprender e iluminar. De hecho, hay espacio en los escritos de Koselleck, para desarrollar las categorías antropológicas espaciales hacia un modo de análisis más histórico social. Para citar al propio Koselleck, 16. el objetivo sería explorar cómo el tiempo y el espacio está ”ligado a acciones sociales y políticas, con seres humanos que actúan y sufren concretamente, y sus instituciones y organizaciones”.En un nivel teórico, los escritos de Koselleck sobre el espacio como condición antropológica y fundamento de la dinámica social en la historia humana se conectan con las diversas ideas de ”espacio social” encontradas en la obra de Georg Simmel, Michel Foucault, Henri Lefebvre, Michel de Certeau y Pierre Bourdieu. Las reflexiones de Koselleck sobre estos asuntos proporcionaron una especie de apertura al discurso espacial en la investigación histórica. Pero para seguir esta apertura, es necesario aclarar y desarrollar aún más la comprensión algo flexible del espacio que sustenta este nivel analítico de su trabajo, incluyendo sus vínculos con los otros niveles espaciales de sus escritos. Claramente, el trabajo de Koselleck en el espacio está limitado por la falta de una teoría sistemática y un marco unificado, con definiciones y delimitaciones elaboradas, que puedan ser recogidas por los investigadores y aplicadas en sus propios trabajos. En el desarrollo de teorías o marcos aplicables sobre la base de los escritos de Koselleck, yace un desafío a explorar más a fondo en la investigación sobre asuntos espaciales en la historia dentro y a la vez más allá de la historia conceptual.